Por Domingo Batista
A través de los años, los deportistas de varios deportes han acuñados palabras para definir, unos u otros, diferentes expresiones a fin de consolarse para mantener el espíritu de combate en alto.
En ese caso, debo recordar la estrategia de combate del destacado receptor y dirigente de los Yanquis de Nueva York, Yogui Berra, inmortal del beisbol de las Grandes Ligas.
Para mantener en alto la moral de sus jugadores, Berra hizo famosa la frase de que “el juego no se termina hasta que no se acaba”.
Esto así porque -en la pelota- un equipo puede estar perdiendo un determinado partido en la novena entrada con dos outs e igual número de strikes en su contra y reaccionar favorablemente.
Desde su punto de vista, quiso significar que un equipo puede venir de atrás para delante y vencer a su oponente.
Naturalmente, una novena puede sublevarse y lograr la victoria, siempre y cuando no sea una desventaja avasallante y el coach oponente se descuide en la estrategia.
Contrario al beisbol, que se juega sin tiempo limitado, en el baloncesto, un equipo que pierda ampliamente con una diferencia de 30 puntos y faltando 20 segundos, no tiene ninguna posibilidad de revertir y poner a su favor la pizarra.
En los dos casos, los conjuntos no tienen forma de escaparse de la derrota.
Traigo a colación esas dos circunstancias para esbozar mis puntos de vista con respecto a las elecciones de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, y que serán celebradas el venidero 15 de junio, para elegir sus autoridades.
Tomando la referencia del dicho enarbolado por Berra, una novena beisbolera puede perder una ventaja de dos o tres carreras en la última entrada, pero no así cuando se trata de una distancia de 20 a una.
Cuando hay un equipo superior, con buenos bateadores, fildeadores excelentes, lanzadores extraordinarios y un excelente piloto, amigo lector, tenga usted la certeza de que, al conjunto que está distante en la pizarra, le “cuelan el café”.
Es en base a esa experiencia deportiva -y a la luz del trabajo organizativo, las exposiciones programáticas, las concertaciones y la comunicación- que el candidato Editrudis Beltrán se ha adueñado de las mayorías para vencer en las votaciones uasdianas del 15 de junio.
Al maestro Beltrán -en estos momentos- les sobran los votos suficientes para conquistar la más alta expresión del funcionarato en la Primada de América, como es la Rectoría.
Desde la noche en que fueron electas las presentes autoridades, en el 2018, el experimentado académico mantuvo su tropa cohesionada alrededor del compromiso electoral con miras a los comicios venideros.
En ningún momento descansó.
Mientras otros rivales les sacaban el cuerpo a sus dirigentes, miembros y simpatizantes, Editrudis se dedicó a buscar más aliados.
Un ejemplo elocuente es que ha sido capaz de atraerse al 90 por ciento de los grupos más importantes de los docentes, frentes estudiantiles y el segmento representativo de los servidores administrativos.
Por lo antes expuesto, puedo apelar al dicho que aplicábamos cuando jugábamos pelota en los improvisados plays de La Ciénaga y La Arenita, en la orilla occidental del río Ozama.
Ese decir era que “esos rivales mueren oscuros, a pesar de que venden velas”.
Y es lo que se vislumbra a escasos 46 días para que la familia uasdiana escoja a sus nuevas autoridades.
Editrudis y su formidable equipo, transitan por el carril de adentro para alzarse con los máximos honores de esa justa electoral.
Su entrega y muy buena táctica para dar participación a todos los sectores importantes de la primera universidad fundada en el continente americano, así lo certificarán el 15 de junio próximo.