Por: Ramón Féliz Lebrón
Periodista y docente
rflebron@gmail.com
Recuerdan la frase: «si quieres más, tienes que comértelo». Esta advertencia reducía las posibilidades de que algún alimento terminará en el zafacón.
Según el estudio divulgado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), cuyo informe fue elaborado junto a la organización sin fines de lucro WRAP, el segundo sobre el desperdicio global de alimentos compilado por la ONU, la humanidad desperdició cada día el equivalente de 1,000 millones de comidas en el 2022.
Una cifra exorbitante que debe provocar la revisión de las iniciativas mundiales para disminuir hasta revertir este acto injusto, inhumano e insensible.
Comparto datos de la agencia de noticias AFP, publicados por el canal France 24: https://n9.cl/qw9pf, sobre este informe que invita, de manera ineludible, a la reflexión.
Estadísticas preocupantes
Todavía, hay 800 millones de personas que sufren hambre en el mundo que echó a perder más de mil millones de toneladas de alimentos en el 2022, equivalentes a más de 1 billón de dólares.
Eso representa aproximadamente casi una quinta parte de todo lo que se produce, y supone «una tragedia mundial».
Los mayores culpables fueron los hogares, representando el 60 %, alrededor de 631 millones de toneladas.
Gran parte de esto ocurre porque las personas simplemente compran más comida de la necesaria, pero también calculan mal el tamaño de las porciones, y además no comen sobras.
Los restaurantes, comedores y hoteles fueron responsables del 28 % del total del derroche alimentario en el 2022, mientras que el comercio minorista, como carnicerías y verdulerías, desechó el 12 %.
Por fechas de caducidad. Hay productos perfectamente buenos que son desechados porque las personas asumen incorrectamente que no pueden ser consumidos.
El desperdicio de alimentos produce cinco veces más emisiones de CO2 que el sector de la aviación, y requiere enormes extensiones de tierra donde se cultivan alimentos que finalmente no se consumen.
Contrariamente a la creencia popular, el desperdicio de alimentos no es solo un problema de «países ricos», y es constatable en todo el mundo.
El desperdicio de alimentos tiene «efectos devastadores» en las personas y el planeta.
Mi conclusión es que nos corresponde ser más conscientes, disciplinados y responsables en el manejo de los alimentos, asumiendo un ejercicio permanente de solidaridad y empatía: compartir en vez de desperdiciar.
Comencemos desde nuestros hogares, y apliquemos esas bondadosas acciones.
Comentarios recientes