Educación dominicana: tecnología sin humanidad no es progreso

Educación dominicana: tecnología sin humanidad no es progreso
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La educación en la República Dominicana enfrenta un punto de inflexión decisivo. En medio de los desafíos que plantea la era digital, el Congreso Internacional de Educación APRENDO 2025, organizado por EDUCA y el Banco Popular Dominicano, propone una reflexión urgente: ¿cómo reinventar la educación sin perder su esencia humana?

Bajo el lema: “Reinventando la educación en la era de las tecnologías emergentes”, el evento que se celebrará los días 21 y 22 de noviembre en el Hotel Jaragua, reunirá a expertos nacionales e internacionales para debatir cómo las tecnologías, la inteligencia artificial y las metodologías innovadoras pueden convertirse en verdaderas aliadas del aprendizaje y no en un fin en sí mismas.

La realidad dominicana, sin embargo, plantea interrogantes profundas. Según el Plan Decenal de Educación Horizonte 2034, el 25 % de los jóvenes entre 15 y 17 años abandona sus estudios, reflejando un sistema que aún no logra retener ni motivar a sus estudiantes. A esto se suma un dato alarmante: el 78.5 % de la población carece de conectividad adecuada, lo que limita la integración real de las herramientas digitales en las aulas.

Si bien el Ministerio de Educación (Minerd) ha avanzado con el Proyecto de Conectividad Escolar, que en 2024 reporta haber llevado internet de banda ancha y fibra óptica a 4,987 centros educativos, beneficiando a 1.56 millones de estudiantes y más de 77 mil docentes, la brecha sigue siendo considerable. La infraestructura es solo una parte del reto: el otro desafío es humano y pedagógico.

Los datos del propio Minerd indican que el número de docentes de secundaria con calificaciones mínimas requeridas disminuyó del 80 % en 2012 al 76 % en 2022, un descenso que preocupa y evidencia una carencia de formación y acompañamiento en las nuevas metodologías, especialmente las STEAM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería, Arte y Matemática).

En este sentido, EDUCA ha sido enfática: “El desafío no es solo incorporar tecnología, sino hacerlo desde la ética, la pertinencia y el propósito educativo”, expresó su presidenta, Susana Martínez Nadal. La apuesta es clara: reforzar el rol del maestro, garantizar su formación continua y promover una tecnología humanizada, ética y equitativa.

Por su parte, José Mármol, vicepresidente ejecutivo de Comunicaciones Corporativas y Banca Responsable del Grupo Popular, recordó que el verdadero progreso “no se mide solo en avances tecnológicos, sino en la capacidad de formar ciudadanos éticos, solidarios y conscientes”. Una afirmación que debería ser principio rector para cualquier política pública en educación.

La tecnología al servicio del ser humano

El Congreso APRENDO 2025 propone tres ejes esenciales:

Educación humana en la era digital.

Ética y responsabilidad en el uso de tecnologías.

Innovación y metodologías inmersivas y STEAM.

Estos temas buscan ir más allá de la fascinación tecnológica para cuestionar el propósito de la educación en una sociedad cada vez más automatizada. Expertos como Gabriela Ramos (Unesco), Boyd Bradbury (Universidad Estatal de Minnesota) y Juan Camilo Salas debatirán sobre cómo las herramientas digitales pueden fortalecer el pensamiento crítico, la empatía y el vínculo maestro-estudiante.

El riesgo, como advierten los especialistas, es confundir innovación con sustitución. La tecnología no puede reemplazar al maestro ni deshumanizar la enseñanza. Por el contrario, debe potenciar el aprendizaje, abrir oportunidades y reducir desigualdades. Una educación tecnológicamente avanzada, pero éticamente vacía sería un paso atrás.

El desafío está planteado: formar docentes competentes y éticos, garantizar conectividad universal, reformar la formación inicial y promover el pensamiento crítico desde las aulas. Solo así la República Dominicana podrá construir una educación que prepare a sus ciudadanos no solo para competir, sino para convivir y crear un futuro común.

Reinventar la educación no significa digitalizarla sin propósito. Significa devolverle sentido y humanidad en medio del vértigo tecnológico. Como recuerda EDUCA, la tecnología debe ser una herramienta para el florecimiento humano, no una frontera más entre quienes tienen acceso y quienes no.

Si la República Dominicana quiere avanzar hacia una educación del siglo XXI, debe hacerlo con un compromiso ético y humano. Porque la educación del futuro no será la más tecnológica, sino la más justa y consciente. 

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