Jue, 25 de abril del 2024

Libertad para John Hinckley, quien atentó contra el ex presidente Reagan

Libertad para John Hinckley, quien atentó contra el ex presidente Reagan
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En 1981 Ronald Reagan recibió un disparo de John Hinckley, quien acaba de recibir la libertad incondicional por intentar asesinar al presidente de Estados Unidos en la ciudad de Washington. Ya está también fuera de los centros de salud mental.

Este lunes un juez federal aprobó la liberación el próximo año de Hinckley, quien hirió al ex presidente Reagan, ya fallecido, y a otras tres personas del servicio de seguridad, frente a un hotel de Washington DC en 1981, durante un intento fallido de asesinato.

John Hinckley, que ahora tienen 66 años, ha estado viviendo fuera de un centro de salud mental durante los últimos años como resultado de una reducción gradual de la supervisión penal. Hinckley será liberado de todas sus restricciones si continúa siguiendo las reglas y se mantiene mentalmente estable, han afirmado.

El abogado dijo que el «evento trascendental» de su liberación total, que se producirá en junio de 2022, es apropiado y requerido por la ley. «No hay evidencia de peligro alguno», dijo Barry Wm. Levine. El Departamento de Justicia llegó a un acuerdo y seguirá supervisando a Hinckley durante los próximos nueve meses porque vive solo por primera vez en 40 años y porque uno de sus médicos primarios se jubilará y disolverá su grupo de terapia.

Hinckley declaró que disparó al presidente porque quería impresionar a una actriz, a la que no conocía ni tenía relación, la oscarizada Jodie Foster. 

En septiembre de 2016 ya fue liberado pero obligado a vivir con su madre, ya anciana, en una comunidad cerrada en Williamsburg, Virginia, con muchas restricciones, que incluían controlar sus movimientos y monitorear sus dispositivos electrónicos y cuentas en línea. También le fue prohibido contactar con la actriz o viajar a cualquier área donde un actual o antiguo presidente, vicepresidente o miembro del Congreso pudiera estar presente.

Por supuesto, entre las medidas restrictivas, no podía hablar con los medios de comunicación o publicar un escrito o un souvenir en internet, o mostrarlos en persona sin autorización para evitar el efecto llamada y que el ‘ser famoso’ alentara a otros a imitarle.

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